Berreoué

Hola foliete. Como ya siempre hacía tropecientos siglos que no me sentaba lo suficiente para releer y aguantar la embestida de borrar todo. Quizás era miedo.

Si, por absurdo que suene, creo que era algo de eso que, reconozco me encantan, ellos, los miedos. Y sí, era miedo. Hoy, justo un momento antes, lo supongo y creo que lo sé.

Y he aprendido mucho. Pues cada día, ves en ese cotidiano que, sin saber cómo muta a raro y, lo descubres en el paisaje nuevo de siempre. Ese que cambia a muy muy rápido, pues sin que apenas te des cuenta. Ya. Y esta enredado en todo y, lo encuentras ahí, saludándote con ese hola que te llama estúpida, lanzándote un oye que estoy aquí desde siempre y,  te espeta y estampa una languarina (bofetón) ensortijada con un tú, que te acusa y te lanza un ahora ve y pregunta.

Y estaba ahí y, lo ves en los árboles, en la calle de siempre, en la gente de siempre… todo, cada día, adquiere algo nuevo en ese que solo es fijarse y, aparece lo mágico y esa curiosidad es enlazada y une lo más nimio; cruzando de sopetón esa línea tan fina donde descubres que estaba sentado entre todo eso de siempre. En lo de diario y, que nunca lo habías visto. Y eso que de continuo estaba, y de repente va y divide lo nuevo que aprendes y, te detienes apeada con esa corajina en la que descubres desplomada, pues que continuas sin saber nada. Llevándote a preguntar, ¿cuándo acabas de aprender? ¿Cuándo sabrás todo de cualesquier algo?

Sé que odio la rutina, así como otra gente la necesita. Reconozco que a mi me aburre si no descubro nada incluso en la soledad más absurda de tiempos perdidos mirando una pared en blanco. Pues sí, foliete. Sí. Hasta ahí, no sé cómo, pero siempre encuentro algo que hace nuevo lo de siempre.

  ¡Que tú! Aprender ¡Menuda tarea! Y claro, desaprender y deshacerte y dejar paso a cada segundo de lo que creías que era así despejándote la frente a cada, iba decir rato, pero no sé por qué que o te dejas flequillo, ya que cada vez debe de estar más ancha y no solo por la calvicie o lo ralo de tu pelo. Serán cosas de la edad, como la terquedad en creer que ya sabes todo. No sé.

Aunque esto sí que da para pensar un buen rato: terquedad o ganas de volver a ser joven, o sentirse joven… revolucionario, con poder en tus ideas, en tu tú. Negarse a la realidad de tu tiempo. Uhmm!! Delicioso. Telita.

Y sabes foliete, me extrañaba a mí misma. Sí. Reconozco que me he convertido en un ser frío, desencantada de ver lo poco que soy. Lo poco que curo, lo poco está a mi alcance dando todo lo que soy. Me da mucha rabia. Pero prometo recuperar, si puedo, aquel mágico y potente megasuperfuertecuralotodo. Sí, te cuento, ¿vale?

Nunca he tenido de esta superpócima de niña, siempre he sido pedigüeña al grado súper. Y quizás por esto, al faltarme, encontraba la solución y,  pues  los daba yo. Aunque esto, me llevara a pensar que era el ser más fuerte y mágico. Tonta.

Y, ¡Chico! ten desgracias de continuo y sin darte cuenta, cambias. Pero te explico lo de antes, ¿vale?

Si mira, pues no solo los hay de contacto, pues ser amable es una de las formas incluso con lo más borde mundial hace que se retraigan extrañados. Sí, pues aguantar el tirón y seguir con voz y gesto amable incluso a estos… ¡Sí hombre! Esos que ya creo que en sus malos modales perseveran en que van a corregir y poner el mundo a sus pies. Pobretes.

Aunque esto, pues te trae problemas. Ya que esta gente cree que, como parece que nada te daña. Pues arremete hasta encontrar donde dominarte. Y  lo tienen muy mucho muchismo  clarinete (qué soy riojana y el muy mucho, pues es así) Pero esto, el creer que necesitan dominar, ya creo que tiene más que ver con la autoestima y esas rarezas… pero sí, da problemas,  muy muchos muchismos, ser muy amable.

Aunque me es curioso, pues ya estoy por creer que pensamos que las malas formas, los malos modos, la demostración de fuerza son más efectivos que un chorrete de miel de la más pura… Pues ese chorrete de dulzura con la que se atrapan tantas moscas creo, de firme, que es mil veces más eficaz. Igual esto de ser una manipuladora nata y formada en ello… Además que este tipo de miel va bien incluso a diabéticos. Tolerancia máxima.

Y sabes, pues que mi hija estaba malita, abrazo al canto; la sostenía entre mis brazos y creía que hasta se le bajaba la fiebre. E incluso, qué alguien estaba triste y, en silencio, muy cerquita o con un gran abrazo, y poco a poco esa tristeza se les diluía. Aunque reconozco que hay gente con la que esta magia jamás ha funcionado. ¡Qué le vamos hacer!

Ahora foliete me he dado cuenta de todo el daño que me rodea. E igual, si recupero aquellos megasupercuralotodos. No sé, ¿no pasa nada por intentarlo, no?

Imperio.

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Berrimichinito

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Es muy curioso como un olor puede trasladarte tan lejos.

Qué, así pensando, ¿quién me iba decir a mí? Que, con el poco cariño que les profeso, él, un gordo y lustroso michino, me iba aportar algo que, en un principio, bien creí que tenía que, por fuerza, ser producto de mi imaginación. Andaba muy equivocada. ¡Ay!

Hoy tropecé con alguien que llevaba ese otro “michinito” al veterinario y, fue como ver una película a cámara rápida y volver a otro tiempo.

Me pidió en un mil “porfavores, porfa, porfita” la esperase. Y me dejó en los brazos, mientras se llevaba al gato,  una muy limpia mantita de bebe que apestaba a puñetero bicho. ¡Qué asco! ¡Maldito gato de los kínder flais(es decir: de los huevos)!

Pero allí que me quedé sentadita en un banco con mi muleta, mi bolsa de la farmacia y esa apestosa manta  que consiguió que me oliera la camiseta ¡Y de qué manera!… Tanto que, si llego a llevar mechero me quedo en sujetador y allí mismo la inmolo.

Por suerte llevaba una camisa a que me la cortasen… me froté con toallitas húmedas dentro del ascensor de la casa de enfrente. Pues, nada como decir que llevas flores a Maricarmen… es un infalible “ábrete sésamo” Luego andarán con ese a quién le habrán llevado flores,  si conozco a todas las vecinas y Maricarmen…

La manta se quedó en el banco pero nadie osó tocarla, de hacerlo, menuda joya perfumada. ¡Qué asco!

Salió en un nada a por la mantita. Pues se ve que el michino no sabe vivir sin ella.

No sé por qué tengo tanta tirria a animales que me adoran. Ya que fue verme con su correa como si fuera un gran perro y, todo su interés era venirse conmigo. Y lo siento pero solté un siseado ¡Chapi, fueraaa!

¡Mujer si te adora! No ves que ha sido verte y es como si hubiera visto a alguien de la familia, dijo. –Sí, a su tía por parte de padre. Le dije

Entre risas y sin el michino nos sentamos a tomar un café. Tras contarnos venturas y desventuras le pregunté si fulanita, llamémosla Esmeralda, tenía un gato.

Qué decepción, lo tenía, y me contó la historia que un rato antes recordé. Claro, la mía tenía más información qué ni muerta le iba contar. ¡Qué va! Le solté todo lo que recordaba y me aseguró que era muy cierto. Al menos lo qué más repelús me da.

Al volver a casa me  he liado con meter la camiseta, menos mal que blanca, en prácticamente todas las cosas que le quitasen ese tizne repugnante.

Y sin más recordé a Esmeralda. Claro que, de ser la de la peli, ella hubiera sido quien tocase las campañas en Notre-Dame del Paris de las Francias.

Esmeralda era una fabulosa modista que, a mano, cosía infinidad de vestidos de novia. Era pequeñita y adoraba a su gato. Siempre que no saldría con mal día y le aporrease unas patadas que no sé cómo se mantenía con vida. Allí fue cuando descubrí qué un gato tiene más de siete vidas. Pues de no ser así este ya se hubiera muerto hace muchísimo.

Subía a su casa a ayudarla en todo lo que ella me pedía. Era una soñadora. Muchas veces la pillé girando sobre si misma con alguna tela de tul a modo de tutu largo, un velo y unas flores de plástico en la mano. Se decía que era la más bella del lugar. Hasta que no sé porque narices se topaba con el espejo en el qué probaba los trajes a las futuras novias y, refugiándome donde no me diesen… ella buscaba a el gato y le daba tantas patadas como le pillaba. Ambos corrían como si estuvieran en una carrera de máxima velocidad. Y aunque el gato saltaba, siempre le pillaba en alguna y le volvía a dar otra gran patada.

Ese día el gato no comía. Se enfadaba con él… le insultaba.

Al poco lo llamaba y el tonto del gato aparecía sin más. Entonces le daba bocados de cosas para él deliciosas y lo acariciaba.

Yo continuaba a lo mío hasta que un día me di cuenta que en ese café que de continuo tomaba el gato podía vengarse.

Me pedía un café solo muy caliente, casi hirviendo y que no se enfriara mientras iba al baño.

El gato nunca supe cuál era su nombre pues ella le llamaba michinito. “Ven aquí michinito”

Delante de ella le dejaba el café sobre la mesa que cosía hilvanes y ella marchaba al baño. Y entonces fui yo quien llamó a michinito. Y me obedeció y, eso que no le dejaba que se arrimase a mí.

Descubrí que era mucho más listo de lo que pensaba. Pues fue decirle mea en su café. Y qué puntería. Increíble. Metía la taza entre sus patas y como si fuera una gata se agachaba y dejaba el café en su punto unos segundos antes de que ella apareciera.

Hoy sé que era muy mala gente. Mi compañera de café no paraba de reírse, pues el michino se lo quedó al fallecer ella una tía y, vamos, que descubrió de qué pasta estoy hecha.

También recuerdo que me daba mucho asco verla beber aquello y mucho más, limpiarlo. Pero creo que ella se merecía la venganza de michinito.

Imperio.

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Berriberteo

A las buenas señor foliete, te cuento, ¿vale? Resulta, que el 16 de este mayo será el cumple de una chavalilla muy especial. Creo que le caen ya los cuadragesidiecitri. Na, unos pocos.

Foliete, pues que resulta que he estado buscando la llave de la cueva de los cuentos y no tengo ni idea de donde puede andar. Por qué es eso, qué no aparece. Para mí que se ha ido a peregrinar a una de las lunas de Saturno, Marte o al M107DonPinpón.

Y así pensando, ¿será la Tierra en realidad el satélite de la Luna? A ver, espera que dejo de pensar y sigo buscando.

Y ejke, tanto busca que entre busca solo encontré un juego de sartenes de hierro forjado que me pedían ir muy cerquita de su casa. Pero no justo a su dirección, sino más bien a otra casa cercana, donde aseguraban querer jugar al tenis usando no sé a quién de pelota… y las cerré, pues no entendí nada. Creo.

También en las alas de las mentiras, qué es un cesto que jamás fue de mimbre. Pero que él cree que lo es. Aseguraba tener una escoba para barrer los miedos. Aunque con lo pegonas que estaban las sartenes, no me fie y guardé silencio y pasé como quien no escucha nada. Y ejke, las mentiras quiera el cesto o no, tienen las alas muy cortas aunque lleguen lejos y hagan mucho daño. Aunque, hay que recordar siempre que la justicia es lo más injusto que existe.

Luego busqué en el gran túnel de la oscuridad oscura, y allí, solo encontré esa claridad que tienes en esos momentos cuando te sientes a gusto, querida y rodeada por todos esos por los que repartirías, sin rechistar y agradecida, todo lo que eres y hasta tu propia vida.

Así que me dio por mirar en el arcón. Bueno que, por ser, pues  más bien es un cajón en el que apenas cabe una moneda de un céntimo. Pero ejke se siente tan grandote cuando le llamo así, arcón,  que cada vez que lo abro; es como si se ampliara su sonrisa de fieltro verde.

Nunca había mirado mucho más adentro del arcón. Así me pasó, que me asomé y caí dentro.

Quizá sea porqué en estos momentos de mi vida tanto el siete como el verde ocupan un lugar tremendamente importante. Pues ya los autobuses no se llaman así, ya que son directamente verdes y verdes no (verdes los interurbanos y rojos los urbanos)

Y allí dentro, me di cuenta que acerté de pleno al llamarle arcón. Pues todo es más grande dentro de lo pequeño de lo que creemos.

Afortunadamente salí usando a hada, la cual pensé que se había ido para siempre. Pues cuando decides crecer y preocuparte solo por cosas de esas de mayores, y, sobre todo cotidianas, desaparece. O así lo creía.

Sin más me senté en el aire y, me di cuenta que los sueños con los años mutan, y, se convierten solo en deseos para los demás. Además, apretamos con fuerza el botón (ese que quisiéramos que existiera) para que todo vuelva a ser como hacía unos años. Pero la vida sigue y tenemos que ir dejando paso y ocupar ese lugar en  qué pensábamos que jamás de los jamases nunca iba a llegar.

Y allí apareció, no sé de donde se escapó. Pues la llave de la cueva sigue sin aparecer. Pero de pronto asomó ese érase una vez que se era y, cerré los ojos y creo que me dormí despierta.

Intuí que a todos los elfos mágicos algo les ha pasado, pues ya no son elfos aunque siguen llenos de magia.

Descubrí que no eran necesarias aquellas nubes blanditas donde se mecían todos los cuentos repletos de objetos y seres mágicos. Comprendí que en las gafas de cerca y en los bifocales eran ahora donde comenzaba este érase que se era tan chiquito como una ballena azul que se escapó a saber de dónde.

Vi un camino lleno de perlas muy brillantes que con la claridad de la noche oscura cantaban nanas a ritmo de rock and roll y pachangas riojanas dedicadas al vino. También, observé que el camino más recto estaba lleno de curvas donde apenas se podía intuir, ni mucho menos imaginar, de que podría haber en la siguiente tras un día de sendero andado.

Lo qué si me di cuenta es de qué todo es imposible en la posibilidad más absoluta. Pues el reflejo de quien somos y ese reloj sin agujas que nos marca el tiempo, realmente está en los ojos y solo asoma nuestra realidad del espejo; pues dentro de ellos, de nuestros ojos, por algún misterio revelador revelado hace milenios, continuamos siendo aquellos, que un día, seguramente siendo niños, nos dimos cuenta de que existíamos.

Un día pedí un teletrasportador mágico para acercarme más a ti. Y hoy, sé que existe aunque estemos muy lejos. Felicidades tesora y qué cumplasssssssssssss muchossssssssss cienes y cienes de mássssssss.

Cuando llegue el 16, fijo que mientras nos teletrasportamos y nos contamos. Mientras hablamos, te felicito al día siguiente. Vale.

Imperio.

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Berripensandoerrante

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A las buenas noches foliete ¡Nada, qué aquí estoy aporreándote!  E imagino, que si pudieras andar te agarrabas la saya y preferías vender sardinitas desde Santurce a Bilbao vengo por toda la orilla con la saya remangada luciendo la pantorrilla… como dice la canción popular. Aunque, como aquí estamos en La Rioja, más bien sería aquello “Del puente Piedra al de Hierro (añado yo el Riau Riau; pa darle tono) al Ebro le dan temblores de ver a las logroñesas como se mueren de amores (vuelvo al Riau Riau, que me gusta)…

En fin que no son horas para andar de cantos, aunque tampoco sé si será normal andar pensando en tres temas, o más, completamente diferentes. Pero ejke si lo pienso, pues no son totalmente ajenos. No los sé.

Ejke por una parte andaba pensando en el sol, en la gente que hace cosas que digamos odio, ya que no es algo que sienta así tan grave. Pero sí que me molesta ese cómo actúan. También andaba en esas de toda esa curiosidad que recuerdo, cada vez con más fuerza, además de que pensaba todo olvidado. Pero ¡Qué va! De repente aparece la imagen y vuelvo a plantearme si habrá sido verdad, o si serán imaginaciones mías.

Lo malo de todo esto ejke, a nada que recuerdo ya estoy intentando indagar si aquello era cierto. Pero hay recuerdos que jamás sabré si realmente son míos o visto u oído, o bien, leído en algún libro. Además cuando no junto historias de otros con las mías propias, qué entonces si qué es un lio bien lioso.

El tema del sol te lo cuento, ¿vale? Mira, tú escucha: La cosa que, en el cole una de las profes era genial contando historias. Creo que nos quedábamos embobados escuchándola y tragando todo lo que decía, aprendiéndolo como si fuera toda una lección, y lo curioso fue que otras compis de clase lo recordaban, pero no les pasó lo que a mí.

Ella aseguraba que había que matar a otras razas, que esas no eran humanos, que nada más lo éramos  los que teníamos piel blanca…vamos toda una arenga neonazi, cosa que, crecí y dijese lo que ella dijese, todas aquellas lecciones se fueron al pairo, ya que creo que todos somos humanos, qué somos ciudadanos del mundo y qué ojalá fuéramos todos iguales ante la ley. Pero esto sí que es otra historia.

También es cierto que, poca mella podía dejarme si mi abuelo como no sabía leer me llevaba a interpretar y ser fiel en las lecturas (según me decía  que debía hacer) de los manifiestos comunistas y diversos panfletos de derechos humanos, de los trabajadores, etc. y más etcéteras en aquellos años tan peligrosos.

Aunque hubo una cosa que sí que se quedó conmigo y me costaba entender tal tontería hasta que un día lo recordé y, como no, pregunté, y sí, había sido una de esas lecciones de aquella profe.

Ella aseguraba que solo en España había sol y que solo nosotros teníamos ríos y playas destinadas al baño, ya que, en el resto del mundo los mares y ríos eran sucios, fríos y llenos de tiburones así como monstruos infernales… Así que, la primera vez que salí de España me costaba introducirme en el mar y, me extrañaba enormemente que hiciera calor y qué la gente fuera con manga corta… aún me cuesta, es como una tara que me introdujo aquella señora y siempre que pienso en fuera de aquí, me tengo que recordar que el sol calienta en todos los lugares.

Aquella roñosa señora era de la sección femenina. Aquellas de cuando vivíamos en la dictadura, qué hoy lo pienso y a él, al dictador, le dieron armas y lo apoyaron pero a los del otro bando, nada, todo lo contrario… la guerra ya pasó, lo malo son todas las guerras que aún quedan por el mundo, y qué siempre pagamos los civiles… en fin, en esto mejor no pensar.

En aquel tiempo, y supongo que como ya el dictador era un anciano,  la cosa ejke mi abuela andaba peleando por conseguir recuperar sus apellidos y los de mi abuelo. Pues la familia para quedarse con la fortuna, aprovecharon dicha contienda y el favor del dictador…bueno, lo de siempre.

Recuerdo no entender qué era eso de tener otros apellidos. Y mi abuelo me explico que éramos como los artistas que tenían un apellido y se ponían otro para triunfar.

Y menudo lio foliete, pues en el pueblo había cine y, vale, esos eran actores y actrices, pero los que llegaban eran titiriteros o artistas. Al menos así se anunciaban: “Los artistas maravillosos y famosos actuaran en la plaza del pueblo por el módico precio de…”

Mi fértil imaginación vibraba y pensaba que mi abuelo podría hacer lo mismo que ellos, aunque en otros pueblos. Pues yo no lo había visto ser artista ni nada de eso.

¡Ay, la leche! Cuando llegaba la actuación y vi que era un señor haciendo subir a una cabra por una silla y algún que otro turruntal  (precipicio, en riojano). Me negaba en redondo a creer que mi abuelo era un artista de esos.

Que cosas cuando somos niños, cómo se nos quedan aquellas cosas marcadas a fuego y, como hacen que pase lo que nos pase se queden en ese como somos sin poder evitarlo. Claro, siempre lo puedes reconocer y cambiar todo aquello que no te gusta. Esa es la ventaja.

Bueno foliete,  los otros pensamientos te los cuento otro día que me está entrando sueño.

Dulces sueños corazón, a ver si haces algo y te cargas al Putin de los…

Imperio

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Berrisabiduria

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Hola foliete, mira, resulta que hay cosas en la vida que, vale, te llevan de un sitio a otro como si fuésemos marionetas de ese destino a donde llegamos todos, ya estoy segura, hagamos lo que hagamos sin poder evitarlo.

Ejke, sobra que tú desees algo con todas tus fuerzas y luches por ello como un burro con orejeras, es decir, sin mirar otra cosa que eso con lo que tanto sueñas, y siempre, por más que te esfuerces ocurre algo que desbarata todo tu esfuerzo y, apareces tanto en el Polo queriendo ir a Roma, como en el desierto queriendo ir a la selva. Pero luego, descubres que da igual a donde te dirijas si se intenta aprender de todo lo que te ocurre, y digamos: disfrutar, de todo ese camino erróneo por el que danzas pululando intentando llegar a otro lugar infinitamente distinto.

Sabes que dicen que, el universo nada más es consciente de que quieres algo, pues se reinventa para que lo consigas. O, algo así decía esa frase de aquel  mega súper importantísimo que la dejo escrita. Pero estoy segura de que, aunque tengo asumido que soy un simple polvillo de na dentro de un don universo; a no ser que, conmigo no había ningún plan específico y papa universo fue echando un ojo por ver donde encajaba, y como, soy así de subnormal profunda, y allá donde llego me entrego y doy todo lo que soy, pues ahí que me fue dejando, sin importarle una miaja cuales eran mis sueños y deseos, o quizás, sea por no ser lo suficiente protestona y en su momento no haberle plantado una tienda de campaña en plena nube o darme una patada en mi propio culo y plantarme en su misma sede, supongo que está más allá de la hanchisflosflera  que sea, para decirle: Señor universo, vengo para soltarle cuatro cosas y, aquí voy a quedarme hasta que me escuches ¡A saber, si hubiera conseguido algo! Igual hay que tratarle de usted, no sé.

La cosa ejke siempre he creído que ese aprender de todo, aunque luego la sensación, al menos la mía, es de que no sé ni una miaja de nada. Pero, ese saber que no debe ocupar lugar, o no lo ocupa según dijo otro súper mega sabio.

Qué ¡Oye, así pensando! La de supermegasabios y listos que tenemos en nuestra especie tan humana como somos, o es ¿simplemene humana? ¡Ah, da igual de lenguatrabas, digo, trabalenguas.

Nombramos sabios, listos e importantes a todos los que supuestamente hacen algo bueno o malo por la humanidad y quedan inscritos para los siempres en la historia humana. Pero, y todos esos demás donde ando yo ubicada, ¿acaso no tenemos importancia?

Pero, si me pongo un poquito a pensar somos nosotros quienes damos por bueno a nuestros líderes y demases impotantes, qué muchas veces por cuna están ahí dejando a otros megasuperimportantes que nadie saben que existen, claro, hasta que los descubres.

Ejke uno de los días en los que tras tanto tiempo sin poder caminar salí a la calle, y había dado unos catorce dolorosos pasos con la inestimable ayuda de las complicadísimas muletas, las cuales, si no sabes manejarlas o, no estás en una forma propia de un yogui. Y con mi súper mega cansancio pues me senté en un banco de la rue, digo calle.

Nadie se imagina lo que me costó sentarme. Fue como esa pregunta que te hacen en plan intriga algún súper mega simpático sabio, esa de: ¿a qué vuelta se tumba un perro? Yo no ladré, lo prometo, pero me costó más que a la última.

Y allí intentando descansar, arrepintiéndome por haberme sentado, pensando en si iba a ser capaz de levantarme, llego él, un súper mega sabio de la vida, alguien como yo qué se esfuerza por leer, aprovechar el día para saber algo más o, no. Igual ya lo sabe todo. Qué seguramente.

Y se acercó foliete, él, mi súper mega sí. Y me preguntó que me pasaba, cuando ni lo conocía, pero desde entonces se para y me da consejos para qué aprenda. Asegura que yo necesito alguien como él, qué lo sabe todo y todo conoce.

Le conté que me habían operado de rótula. No me dejó acabar, me dijo que qué idiotas son los médicos, o yo que no entendía de nada, pues es evidente que tenía que denunciar, pues la rótula no está en la pierna, pues hasta el más tonto sabe que está en la espalda. Y allí me quedé metiendo a mi cofre de tesoros su preciosa frase.” Ay hija, si la rótula está en la espalda”

De vez en cuando tomo un café con mi súper mega sabio favorito y ¡La de cosas qué aprendo! Él asegura que, un día le tengo que presentar a mi marido y, entonces, porque es muy amable y lo da todo, nos va dar unas clases gratis. Y después enarbola su frase, creo que favorita: “Un día saldré en los libros humanos”

Seguro que sí. Jamás lo pongo en duda.

Imperio

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Berricrocra

Buenas noches foliete, ¡Sabes que tengo ahí fuera a un grajo estrellado contra el suelo¡ Quizá sea la niebla, y los apenas tres grados con sensación de bajo cero lo que hace que el ave esté así. No sé. Qué yo también, cuando me da por sospechar, pues sospecho. Aunque no es un grajo, creo que es una alondra. Se queda ahí, entre el árbol desnudo.

¿Sabes? Pues que hoy es un día de esos en los que me dan ganas de cumplir años para soplar las velas y pedir un deseo. Y mira que tengo lista ¡Y grande! Pero tras pensarlo un rato. Sí, me quedo con uno, y mira que necesito los tropecientos mil que están ahí, mirándome desde el rollo de papel de 100 metros, repleto de deseos, torpes y sabiendo que jamás se cumplirán. Pero este, este necesito que se cumpla. No es para mí, aunque un cachito sí. Es para compartir.

Ganitas me dan de mover las manos con un palo en una de ellas y al ¡Akacachachus, simpliplon colorum! Ya, espera que mire. Vuelvo en na para ver si se ha cumplido.

No, nada, todo sigue igual.

No tengo magia, y mira que lo intento. Me concentro, dialogo con el universo, e incluso, una vez le pedí a ese dios y a su madre. Pero me di cuenta que a mí eso de los padres nunca me han querido y, estos dos dicen que son los padres de todos. Aunque tengo claro que no estoy en su lista de vigilados, ya que de favoritos, sospecho que solo tendrá al enorme grupo de curas, monjas y creyentes.

He vuelto a mirar por la ventana, y aun con la niebla se le ve. El pájaro que se queda entre los arboles sin hojas está el pobrete helado. Le he sacado agua caliente y un poco de alpiste, avena y galleta de esa sin azúcar de mi nieto, así como una caja con bien de algodón. Y ahora que he vuelto a mirar, está metido comiendo y arrebujándose en la caja.

¿Sabes? ¿Te cuento un secreto? No es la primera vez que le dejo algo así. Quizás por eso confía y sabe que no soy peligrosa. ¡Pobrete, si supiera la mala suerte que tengo! Pues no tengo magia, ni una pizca.

A veces me gustaría rondar por las nubes… Ahora vuelvo, espérame no te marches, ¿vale?

Que cosas, vengo helada. Al darme cuenta de que la niebla son nubes bajas me he ido a la calle. He cogido café con leche lo he echado muy caliente en una botella y lo he envuelto muy bien y, junto con una caja de galletas de esas para cuando viene visita, un salchichón y alguna cosilla más… los tres que estaban “durmiendo” en ese sitio que yo llamo “la solapa” y han dado buena cuenta de ello.

Ha sido verme y han saltado sobre la bolsa, me  he ido intentando mirar por el rabillo del ojo. Pero tengo un ángulo muy muerto y, menos mal que para volver a casa he de darme la vuelta pero sigo viéndolos buen rato. Qué rabia me da, el que tengas tanta hambre y frío que cualquier cosa que te acerque una desconocida lo aceptes. Me siento tan mal, no quisiera que pensaran que les doy limosna. Nadie merece eso. Ves, aquí también sacaba la varita. Pero no funciona. ¡Cagontó!  

Foliete, cuando los miro tiritando tan tapados para tener el mismo frio, pienso que aún con todos mis problemas y ella, mi muleta que me ayuda en mi marcha tan sexi renqueando, esperando a que algún año de estos me retiren el puñetero cerclaje ¡Maldito Covid-19 que hace que todo se detenga! Pero yo vuelvo a casa, a deshacerme del frio.

Foliete no tengo magia y quiero un milagro. El de que me llamen para retirarme los hierros estos es uno importante, posiblemente de los 300 primeros, además tú sabes que cuando me llamen me despediré de todo, aunque solo sea por sí acaso, pues puedo quedarme dormida para siempre. Aunque esto ya no me preocupa. Esta vez no me despediré.  Pues creo que somos como yogures y que aun con todo en contra, si la fecha de caducidad toca. Ahí te quedas, por eso necesito se cumpla mi deseo. Pero rápido.

Porqué tú sabes que hay uno en mi lista que sueño se cumpla. ¿Sí? ¿Lo sabes, sí?

Foliete, si te rezo, ¿me lo concedes? Harías tanto bien.

Imperio

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Berrilincho

A las buenas foliete. Buenas por decir algo, qué así pensando, ya no sé si Nostradamus era pariente mío y vio, en sus trajines ocultos y sus odas poemásticas futureras, a su tataraloquésea, es decir, a mí misma y, consiguió … Seguir leyendo

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Berririco

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Hoy foliete, para darle los buenos días a una compi _ejke una que es nula en eso de buscar power ponys y gibis desos que se usan para saludos…­_Le dije que peaso de sol tenía que haber tras las nubes, cómo será que, derrite el hielo y hace que ahora mismo llueva.

Tras mandárselo foliete, he pensado que ojala luciera el sol derritiendo cualesquier cosa que hacemos. Sobre todo, en esas que nos duelen tanto que nos avinagra el gaznate y cambia como por ensalmo el lugar del conducto la bilis, pues es en ese ahora que chorrea a buen tono por la garganta.

Si descongelásemos todo ese digamos poder que concentramos, estoy segurísima que daríamos la espalda a cantidad de males mundiales propios, ya que los ajenos y universalmente mundiales, como que la mayoría de las veces en nuestro pequeño kilómetro, pues nos viene demasiado grande. Pues como decía mi abuela: “Sálveme el diablo de esos tan buenos que piden para salvar todos los males del mundo” y nunca, en aquel entonces, entendí su dicho.

Hoy, incluso, no entiendo ese hacer daño gratis, el ir a fastidiar a alguien, a hacer tanto daño que sea capaz de salir huyendo para evitar morirse. No entiendo ese afán por mucho que ahorre dinero a la empresa. Como y donde queda la humanidad y el modo y forma de persona que avalan esos empleados. Me lleva a preguntarme de qué serían capaces. Aunque sé, que si son capaces de dejar que dañen a sus hijos, que más cabe.

Pero con buena han topado, me pueden cortar a cachitos que me verán sonreír y hacer divinamente el papel de tonta del pueblo, aunque berridos lanzo por doquier. Digo yo, será la bilis. Qué eso sí, mis ganas de, si existiesen reales, mandarles un par de hechizos que las deje con las uñas verdes y el culo torcido. ¡Vamos! Les iba quedar perenne.

Que mala me siento, si luego me entero que les pasa cualesquier cosilla y me derrito la pena. Tengo que plantearme ser más dura, más de lo más hijadeputa sin escrúpulos. Pero para esto, _que solo sería copiarlas_, aun así se me queda corto a pesar de muchos y más aún grados y enseñanzas posibles por doquier.

Y es eso, foliete no doy con el cursillo adecuado donde aprender tan gratas lecciones.

Foliete, estoy segura que les daría un muy buen uso.

Imperio

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Berriyoquésé

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Ando enfadada. Te cuento, ¿vale? Pues resulta que estos días he estado de noche. Y tú, tropiezas con compañeras que, o escuchas sus quejas y aguantas su hablar mal de quienes les interesa o, directamente comentan lo que les preocupa, o han hecho. O te quedas más sola que la una. Alejada de todo.

Igual por esto, a pesar de que no te enteres ni una miaja de que dicen, lo cuentan y fin de la exposición ¡A guisar con leña, tú! Ni opiniones sirven… Solo es: esto ha sido así y así lo cuento. Y punto pelota. Tras eso, silencio. Pues o hablan ellas o nada que decir. No se vale ni un pequeño desacuerdo. Y qué dices de conseguir algo tan simple como debatir. Nada. Misión imposible.

Ejke, si contestas, encima puedes herir en lo más hondo. Vamos que me quedo esperando a la del bikini con la pancarta con la respuesta acertada para leerla. Qué cruz, parece un combate de boxeo.

Tanto es que a veces me dejo llevar y aporto algo que eche leña a la hoguera. Vamos, que ni estemos a 40º y ni el humo puede aportarme algo. Pero que mantenga, por dios, cualesquier conversación que me haga el rato algo ameno. O por lo menos no tan tortuoso con ese sentir que te sitúa en un en vez de estar al lado pues que andas a kilómetros de distancia.

Ejke foliete me ando oliendo el sobaco, no por sucio, sino por rara. Qué por lo que se ve soy mucho rara.

Di que el trabajo incluso en compañía vas muy en solitario y, por supuesto en silencio. Solo se comenta, pues eso, cosas de trabajo. Claro, salvo que te toque con gente con la que has chocado el alma, entonces es un no callar.

En fin, la cosa es que luego, qué esa es otra, toca salir. Que es estupendo. Lo mejor de todo. Pero, aquí a la rara, pues que me parece de muy mala educación que alguien con quien has pasado la noche, pues no esperarla si sigue el mismo camino. Pero tú, que esta, pues no dice ni una sola palabra, salvo que pille a sacar un tema con qué atinar.

Entonces se desfonda en su discurso. Pero coño, que parece una buscadora del gazapo. Ya ando mirando y buscando en su cabeza. Que seguro un día lo veo. Pues estoy segura que lleva un título de esos donde reza a pie de página donde colocar a símil de Fe de erratas que escuchen sus oídos para destacar en rojo cualesquier cosa que yo diga. Y así, claro está, contradecirme. A pesar de que, la mayoría de las veces, por no decir siempre, encuentras que las respuestas son, sin duda, las que da, no llegan más allá. Peguen o no. Vamos que el derecho a réplica está descartado, pues en todo te equivocas.

Y chico, reconozco que me encanta el silencio. Pero leñes, que cuando se va con compañía, se hace incómodo. Al menos para mí y más no habiendo ningún mal rollo, y encima, tú, tiene la osadía de decir que me aprecia. Y lo que es a mí, el silencio se me hace eterno.

Ejke, es esa, una de las primeras normas que me enseñaron, creo que una monja: Hasta en compañía del diablo, se amable y hazle el rato agradable. Recuerda que, sea quien sea, ni aunque te estés muriendo. No te disfraces y mantén el listón de escuchar, hablar y contestar honestamente. Nadie tiene el poder de la razón. (Creo que tenía más contenido, pero vaya, algo así a grandes rasgos, era)

Así que foliete estoy muy enfadada conmigo misma. Sí, y mucho. Y aunque tengo razones que me pueden aupar en esas de mandarla al guano. Pues no foliete. No, pues sé que ella es una madre coraje. Digna de admiración. Vive por y para su hija. Para ayudarla hasta un punto tal que no le falte de nada, y que sabe necesita mucho más que cualquier otro niño. Sé que vendería su alma por darle un poco más de todo eso de lo que se informa, más allá, incluso, de lo posible.

Y tú, la admiro. Pero me pregunto, ¿cómo se llega a un corazón atado con las cadenas de la perfección? Cómo mostrarle que hay que hacerse un hueco, aunque sea muy pequeñito, para vivir un ratito para sí misma.

Ella siempre busca la aprobación en lo que hace. Pero no se trata de ser la mejor, pero si es una especie de búsqueda de ese tipo. Aunque, lo siento, no sé definirla.

Aun con todo, pues que eso, que estoy enfadada foliete. Ejke tú, no consigo conectarme ni aunque sea para enfadarla y me grite. Pero que hable por dios de sí misma y sus necesidades. Solo de ella pensando en ella.

Vamos, igual en una de estas voy y atino. Entonces, te lo aseguro que se me pasará el enfado.

Hoy he conseguido saber qué le hubiera gustado estudiar. Pero que hizo lo otro por quien la necesita…

Solo ha sido una milésima de segundo diciendo algo de ella. Pero ejke solo ha sido eso.

¿Por qué somos presas de aquello que nos preocupa? ¿Por qué por ello nos alejamos de todo y todos? Y encima ni nos damos cuenta.

Además la búsqueda de hacer lo mejor para quien nos preocupa, me estoy dando cuenta que nos convierte inexorablemente en muy mala gente.

Y sé foliete, lo sé, que cuando algo le pasa a ese alguien más importante que tú misma, nos lleva a que por todos los medios hemos de conseguir el milagro eficaz, ese por el que pagamos tanto esfuerzo. Y, el no conseguirlo, nos lleva a cosas que nos estropea bastante.

Pero foliete, aunque entiendo perfectamente los motivos, los cientos de porqué que nos arrastran a convertirnos en esa peor versión de nosotros mismos, algo dentro de mí no me deja dar lugar a disculparlo, y debería.

Imperio.

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Berricomplicaciones

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¡Ay foliete qué complicado es todo! Sobre todo, todo eso que envuelve al humano.

Ejke, parece mentira que llevemos tantos años de convivencia entre nosotros, entre humanos, y esto, pues cada vez es lo mismo. No ya peor, simplemente lo mismo.

Aunque he de reconocer que aún me sorprendo de la capacidad humana para hacer mal, daño… con todos esos sentires donde hacer zumo naranja con la cabeza del otro, pues que se queda corto para la ansiedad y ese atraganta gargantas que oprimen nuestro pecho hasta dejarnos sin aliento.

Foliete, tú, y que no nos achique el mal trago, y no nos impida reaccionar o lanzarnos a no confiar en nadie por el simplemente hecho de que escaldaos… pues eso, se huye. Aunque yo, se ve que ya no me escaldo, y eso de la confianza ¡le voy a tener que dar un repaso..! y mira que me dao leñazos, pues na, que sigo confiando. Así me va.

Ay foliete que sí, que todo es por rabia. Rabia infinita por todo eso con lo que acabamos sobrecargados. Esa, con la que sentimos que de alguna manera encontraras la forma de hacer pagar. De dañar con inquina a quien crees te daña. Sin darnos cuenta foliete, que todo eso, es impotencia y esta, junto con no saber aceptar lo inaceptable. Así pasa, dañamos. Dándonos igual a quien le toque cruzarse. Y simplemente, puede ser, porque no te crece el pelo y te hace sentir mal. Aunque es más profundo y complicado que la memez que te he puesto de ejemplo.

Claro que si es un jefe o superior, pues esto no pasa. Ahí sale una sonrisa y simpatía… la amabilidad en persona se presenta dispuesta. No sé a qué pero se presenta tú.

La cosa esta en que me sorprende todo esto que veo tan a diario. Igual que hace tiempo me di cuenta que yo en mi mano no tengo nada. Pues ni cargada con la bomba más grande y poderosa seguiré pues siendo nada. Ni tan siquiera lo sería con esa capaz de poder hacer estallar… ojalá todo eso que me causa horror, daño o me hace sentir ninguneada, despreciada y depreciada… o todos esos etcéteras que se puedan añadir para demostrar todo eso que me destroza  y me hacen gritar en silencio un tengo razón, y mucha, para actuar  con eso que me añade ese derecho que me otorgo para un a quien sea y  con quien sea.

Pero hoy sé, que ni con todo el poder con el que puedas hacer acopio para ser invencible y ser un lo más. Realmente, no puedes hacer nada si no te das cuenta de que, ocurra lo que ocurra, nada puedes hacer sino tragar saliva, intentan interiorizarlo, hacerlo soportable y sobrevivir. Seguir adelante o ese palante que decían mis mayores y entonces aún no entendía.

Y eso foliete, que aunque lo haya “superado”, esto de que la rabia ya me duele menos, sé que soy la cateta –iba decir la más cateta, pero no estoy sutil y no sé cómo explicarme, y lo que es, esta palabra, la de cateta, como que no va. Igual bien pudiera decir: incauta, idiota, o un sinfín de híper: Tonta, lela y demás etcéteras. Pero no la encuentro. Pero te doy mi palabra si encuentro la palabreja que encaje, te la digo. ¿Vale?

Así que foliete me tocan todos los fregaos. Toditos. Y las excusas para portarse mal con aquí la yo, son tan tontas que bien pudieran ganar el Guinness.

Si foliete, sí. El otro día sin ir más lejos, una compañera se enfadó… ¡Bueno, ni te imaginas¡ Casi tengo que escribir un casi con tilde para asemejar su enfado. Y claro, cuando reclamas un perdón, aunque no hayas hecho nada, y lo tengas claro. Pues ni el más borde se resiste y ella, aunque lo es un rato, o se muestra muy borde estos últimos ratos. No se privó, y creo que al verse pillada, saltó la excusa de que “como no me oyes…” Cuando, joe con la copla de narices, si saben el acontecimiento hasta las baldosas del tanatorio, coña. Vamos que no solo soy lela, además sorda.

Encima foliete que incultura, pues ser sorda, o sufrir hipoacusia, no significa no oír nada, significa que hay sonidos que no se oyen y con las…. Pu…lindas mascarillas, pues eso.

La cosa que no nos damos cuenta de que todos leemos los labios, e interpretamos lo que nos dicen. Pues solo es escuchar (que puedo) una conversación y las respuestas son la monda en bicicleta. Cuando no menos sorpresivas, pues muchas veces respondemos con lo que estamos pensando y no con lo que supuestamente hemos escuchado. Mira este es otro tema para pensarlo y mucho, además va ser mucho divertido, como se dice en La Rioja. Si foliete usamos en vez del muy, el mucho. Y he de reconocer que me encanta.

La cosa que observándola, se ve que, o hay otras muchas sordas como la yo que, aparte de caerle mal, _como le podemos caer mal todos pues es la secuela de estoy mal por dentro, y entonces que ocurre, pues que todo cristo, pues eso: que la molestan. O bien, no va el tema de esto y simplemente la provoco picor anal. Aunque ahora que lo pienso, incluso con sus amiguísimas pues que también se ve que su horno, pues tampoco con ellas esta pa bollos,  o también la sordera mella en ellas, ya que de picores no creo que vaya la cosa. Pero es eso, también la doña se enfada y de lo lindo.

Di que no hay que ser pitonisa ni poner velas ni negras ni de dorado Apalaches de los atardeceres Cheyenne reverberantes para notar que algo le ocurre que no le viene nada bien. Espero que lo acepte y sea muy feliz con ello o que obre como bien le de la real gana, que hará muy bien. Aunque me temo que el miedo, cada cual tiene el suyo y este también levanta ira, y unos aires que ríete tú de los que lanza el cierzo.

Imperio

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Berreventaneando

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Al mirar la ventana y, es tanta calor la que hace, que pensé: “Tiene que estar sudando tinta”.

Ejke claro, si hace calor, pues cerramos. Y a pesar que el toldo colabora, pues lo queramos, o no, ella, recibe una gran parte. Y la niña, aunque no se le nota ni en invierno, con esas de las roturas térmicas, seguro que sudar, suda.

Por tener, he de tener en cuenta que, la persiana, seguro que ayudaría. Pero, tiene la guasa de dejarlo todo tan oscuro que, si estamos dentro de casa, ni se nos ocurre bajarla, ya que de ser así, hay que dar la luz y el consumo ha de ser responsable. O nosotros serlo.

Así que nada más irse el sol aceleré a levantar el toldo y asegurando mosquiteras, que para bicho ya estoy yo. La abrí.

Tengo tan poco tiempo, tanto ruido, que miré a la ventana…y me salió respondona. Y eso que iba pasarle un paño con agua fresca. Pues no, me protestó.

Me dijo que la dejara en paz aclimatarse, que pasar de calor al frío tan de repente no era bueno.

La dejé con su bla bla, y pensé que igual tenía razón. Así que fui a disculparme. Y en qué hora.

Me salió de la liga psicóloga barata. “Tú te sientes sola, estás hablando con lo que no tiene vida… y bla, y más bla…

¡Sabrá ella!

Así que como aún hacía más calor en la calle que en casa, la cerré y me fui a la cocina que el fregadero y un libro que tengo entre otros cuatro tenían cosas que contarme.

¡Vaya! La mochila del curro se andaba peleando con un bolso al que quiero cambiar. Siejke es más celosona.

Desde luego, dicen que no hablan… pero, mi par de mascarillas lucían sobre el mueble de la entrada. No las había tapado. Así que a lavarlas toca. Y que bien cantan, da gusto oírlas, porque cuando hablan, sin ser tartamudas, se entrecortan.

Pero, ahora que lo pienso y con esto de las mascarillas, ¿hablamos o callamos más?

Por qué está claro que, desde que las llevamos, en esa de entendernos, me da que nos entendemos menos.

¡Cojón de fraile! Ya están los tenedores peleándose y, ¡Hala! La mochila gritando como una loca. ¡Hojo con H que oigo pasos! ¡Uff! Menos mal que mi vecina hoy está en silencio… Suena el teléfono, llaman al timbre, abro, llaman de nuevo, otra vez el teléfono. Silencio mi vecina se va.., ¡Qué va, ya entra…!

Imperio

 

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